
HARIMAGUADA
Yanira Medina
Sabia e impenetrable es tu mirada, Harimaguada.
Tinta el aire de la cueva aromas a leche, clavo y miel.
Tras el humo de la lumbre acecha la chiquilla
con ojos de guirre y sal en su tostada piel.
¡Ay de aquel pobre hombre que sobre ella se atreva su vista posar!
Tal es su pureza, que sólo Magec tiene en gracia poderla acariciar.
Entre las sombras y luces del fuego de tu cueva,
se perfila el temido devenir.
Bajo el amparo de “Los Antes” y el influjo de la Diosa,
Contemplas Harimaguada, nuestra historia…
Nuestro fin.