
UN DÍA SIN OTRO DÍA
Antonio Cerpa Pérez
Como todo lo que aprendemos en la vida (a fin de cuentas, es todo), uno ha de saberse deudor y agradecido de las fuentes en que ha bebido y que le han dado el saber, sea este poco o mucho, bueno o malo. Se celebra el centenario del nacimiento de Antonio Padrón, uno de los mayores artistas del panorama isleño desde que por estos lares se pinta algo. Y es este pintor, junto a Felo Monzón y Santiago Santana, una de mis mayores fuentes de conocimiento e inspiración en eso que se ha venido a llamar, desde que desembarco por estas orillas, como movimiento indigenista o costumbrista (sírvanse ustedes mismos la definición al gusto de sal).
He pintado muchos cuadros, bajo la batuta de la influencia de su indigenismo geométrico mezclada con el peso de sus inmortales compañeros (Felo y Santiago).
¡Gracias tocayo, gracias por tu generosidad, por todo lo que me diste!, y que esta celebración de tu centenario sirva para poner el punto sobre tu “i”, la “i” de inmortal, de los más grandes… una pena no poder echarnos una cerveza y hablar de pintura… Visítame, por favor, en mis sueños, será una agradable conversación.
Te sobrevino una muerte
¡tan inesperada!
¡tan traidora!
Te halló pintando La Piedad
que para contigo nadie tenía,
inacabada obra como tu propia vida.
Grito desgarrador de agonía,
mortal silencio que te hizo compañía.
Ya no pintarás ni llorona
ni brujas ni campesinas.
Flotan tus sufrimientos de amor
como letanía,
capaces de pausar un corazón
que en otros tiempos
rebosaba de alegría.
Olores y colores de tu existencia
plasmados en el alma mía.
La tristeza del trazo
eleva tus cometas en la lejanía.
Tus cuadros y pinceles
sin limpiar
quedan para recordar
que puede haber un día… sin otro día.